Valladolid Campo Grande
Nuestras ciudades, en mayor o menor medida, son deudoras de su ferrocarril y sus estaciones, reflejo, memoria y símbolo de esa relación. Valladolid es la gran capital de la línea del Norte, manifestándose en la contundencia del cuerpo central de su fachada urbana realizado en piedra caliza, con tres arcos de acceso, rematados con pilastras de gran porte, coronado con el escudo de la ciudad y escoltado por dos alas laterales en ladrillo visto, doblándose en forma de U, como en tantas otras estaciones de la línea Madrid-Irún.
En el interior, la correspondiente marquesina metálica, al igual que en Medina del Campo, se apoya sobre la cornisa del primer nivel.
Como toda gran estación le acompaña un buen número de edificios auxiliares, con la imponente presencia del Taller Central de Reparaciones (en fase de traslado a su nueva ubicación en las afueras de la ciudad).
El replanteamiento de las dependencias ferroviarias comenzó con la llegada de la Alta Velocidad en 2007, lo que ha puesto sobre la mesa el debate sobre el futuro de varios edificios de alto interés, con la doble rotonda como elemento más significativo, por otra perfectamente visibles desde el final del andén central, sentido Medina del Campo. En el lado opuesto, recomendable el paisaje que se divisa desde la pasarela entre andenes.
En el exterior, destacar el recuperado almacén como “Espacio Gourmet” y hacia el sur, el icónico Arco de Ladrillo, el espacio Anden 47 o la estación de La Esperanza cabecera de la Valladolid-Ariza y sede de ASVAFER (Asociación Vallisoletana de Amigos del Ferrocarril).