Atocha
El amplio y complejo conjunto de la estación de Atocha, se compone de una gran variedad de edificios de diferentes épocas que constituyen un riquísimo patrimonio histórico ferroviario y un ejemplo vivo de la evolución del ferrocarril.
Lo que hoy se conoce como Jardín Tropical, es la marquesina diseñada por Alberto de Palacio que desde 1892 hasta 1991 acogió gran parte del tráfico ferroviario. Una estructura metálica de gran porte, cerrada longitudinalmente por los antiguos pabellones de llegadas y salidas. En los testeros, por una parte el delicado y sugerente muro cortina que da la cara hacia la ciudad. En el extremo contrario aparece la intervención de Rafael Moneo para adaptar la estación a la Alta Velocidad (1992). Esta nueva terminal, definida por una gran cubierta sustentada por esbeltas columnas, inicia un lenguaje de combinación de diferentes formas geométricas, que permite identificar los diferentes accesos y usos: cubiertas papirofléxicas para la nueva terminal de llegada, en ciernes de ser ampliada, las esferas truncadas para el aparcamiento y terminal de Cercanías (1988), rombos para indicar los accesos y conexión con buses y taxis, y el cilindro sobre el que giran las conexiones entre Metro, Cercanías, Alta Velocidad y demás posibilidades de acceso. Todo ello presidido por la torre del reloj, el ineludible símbolo de toda estación ferroviaria. En cuanto a materiales, destaca la utilización del ladrillo, el metal y el vidrio, tanto en la marquesina histórica como en las posteriores intervenciones,
Un buen lugar para observar el conjunto es el muro que separa la estación de la Glorieta de Carlos V, desde donde apreciar los detalles del edificio histórico, con toda su carga alegórica sobre el ferrocarril, plasmado en las ruedas aladas de Mercurio, los caduceos o el globo terráqueo flanqueado por dos grifos. Atocha es en definitiva una estación hecha para gustar, y como en todo edificio adscrito al eclecticismo, aúna lo mejor de diversos gustos y tendencias.
Un conjunto tan importante como Atocha, fue mucho más que el edificio de viajeros. Caminando por la vecina avenida Ciudad de Barcelona, se sitúan cuatro edificios iguales pero diferentes, de indudable origen francés y unidos por pasarelas metálicas. Actualmente acogen oficinas de Adif y Renfe, siendo en su origen oficinas de la compañía MZA (Madrid Zaragoza Alicante). En su parte trasera, con una desconocida perspectiva sobre el conjunto, sobreviven vestigios de los talleres y almacenes de Atocha, toda una suerte de mini ciudad, que poco a poco ha ido engullendo el edificio principal. A destacar el proyecto “La Neomudéjar”, dentro del programa Estación Abierta de Adif, que ha recuperado un taller abandonado como espacio para la creación cultural y residencia de artistas.
Siguiendo la estela del ferrocarril, recomendable visitar los antiguos Cuarteles de Daoiz y Velarde, la Nave de Motores de Metro de Madrid, y por el lado de la calle de Méndez Álvaro, bajando por General Lacy, se encuentra el Almacén de Tabacos, la antigua Fábrica de cervezas El Águila y tras la línea de Contorno, se atisba la gran marquesina de la estación de Delicias, hoy Museo del Ferrocarril de Madrid.