Al igual que la estación compostelana, se trata de una construcción tardía (1935-43), obra del ingeniero Antonio Gascué Echeverría. En este caso, el lenguaje y concepción son más modernos e inevitablemente inspirados en la icónica Estación Central de Helsinki de Eliel Saarinen (1909), uno de los edificios ferroviarios más reconocidos del mundo. En lo funcional responde al esquema de estación terminal, si bien la integración entre edificio de viajeros y marquesina está especialmente cuidada a través del escalonamiento, ubicación de huecos y detalles de cantería de la fachada que juegan con el perfil de la nave, en contraposición a la verticalidad de la torre del reloj.

En la zona de andenes, destacar la secuencia de arcos metálicos que sustentan la marquesina, con el resultado de una imagen contundente, expresiva pero a la vez parca en detalles u ornamentos.

En su entorno urbano merece la pena conocer el proyecto “Nave 1839”, que recupera uno de los pabellones ferroviarios del conjunto para diversas programaciones culturales